Alterations To Permafrost Environments Induced By Climate Change.
Artículo de revista
2015-03-20
Permafrost environments currently cover approximately twenty-five percent of the Northern Hemisphere. However current
empirical and theoretical evidence indicates that much of the existing permafrost is in thermal imbalance to the warming
that has occurred over the last 150 years. Long-term increases of temperature in the polar regions has already led to a
thickening of the active layer and the gaseous release of the once sequestered carbon and methane tundra stores; an event
which is likely to amplify the changes foreseen and experienced in natural and human environments. Permafrost
degradation has resulted in the complete restructuring of ecosystems and geomorphological and hydrological patterns and
processes. Such changes have led to extensive thawing, removal of discontinuous permafrost and the growth of thermokarst.
Collectively, all these climatic-induced alterations in the structure of permafrost environments has had a detrimental effect
on wildlife populations, human settlement and infrastructure. The former has seen a transition from terrestrial to aquatic
ecosystems whilst damage to the latter has led to some areas being officially classed as natural hazard zones. Therefore
research and corresponding action must be undertaken at those locations where sequestered carbon is being released in
sufficient quantities to be of concern to the wellbeing of the entire planet. Resumen
Los entornos de permafrost actualmente cubren aproximadamente el veinticinco por ciento del hemisferio norte. Sin
embargo, la evidencia empírica y teórica actual indica que gran parte del permafrost existente está en desequilibrio térmico
por el calentamiento que se ha producido en los últimos 150 años. Los aumentos de la temperatura a largo plazo en las
regiones polares ya han dado lugar a un engrosamiento de la capa activa y a la liberación gaseosa de los depósitos de
carbono y el metano alguna vez secuestrados en la tundra; un evento que es probable que amplifique los cambios previstos y
experimentados por los entornos naturales y humanos. La degradación del permafrost se ha traducido en la reestructuración
completa de los ecosistemas y de los patrones y procesos geomorfológicos e hidrológicos. Tales cambios han conducido a un
extenso descongelamiento, la eliminación del permafrost discontinuo y al crecimiento de termokarst. En conjunto, todas
estas alteraciones climáticamente inducidas en la estructura de los ambientes de permafrost han tenido un efecto perjudicial
sobre las poblaciones de la vida silvestre, los asentamientos humanos y la infraestructura. Las primeras formaciones han
visto una transición de ecosistemas terrestre a acuáticos, mientras que el daño a estos últimos ha dado lugar a que algunas
áreas sean clasificadas oficialmente como zonas de peligros naturales. Por lo tanto, la investigación y las acciones
correspondientes deben llevarse a cabo en los lugares donde se está liberando el carbono secuestrado en cantidades
suficientes como para ser motivo de preocupación para el bienestar de todo el planeta.
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